jueves, 30 de noviembre de 2006

Violinista frustrada

Creo padecer algún tipo de maldición de algún concertino muerto que me impide poder asitir a clases de violín. Esta es más o menos la historia:
Había una vez un grupo de chicas que quiso formar una banda, de esto hace un año y tres meses. Cada cual encontraría su instrumento y se lo comunicaría a su debido tiempo al resto del grupo.
Lo más sencillo fue escoger el nombre: Greyback, el cual ya estaba en consenso a los dos meses de salir esta loca idea.
Durante el verano, luego de la PSU, todas fuimos informando el instrumento que habíamos escogido: Ako se tiró de batera, Tsubasa con el bajo, Tamaraland siempre pensando en la gitarra eléctrica, y yo me tiré con el violín.
Sí, en febrero me compré uno y asistí a mi primera clase, la que yo no sabría que sería la última...
Luego comencé la u, y mi profe de violín se dio a la fuga. Si le espanté cómo tocaba, podría habérmelo hecho saber aunque sea por un mísero mail, (los cuales le mandé en dos ocasiones y no obtuve respuesta).
Así pasé todo el invierno, hasta que en octubre fui a un pequeño evento de rol en una tal "Casa.Arte", perdida entre la extensa calle Condell. El dichoso evento comenzaba a las cinco, pero al llegar nos dijeron que se retrasaría una hora porque estaban en clases de karate y violín. Por supuesto, al escuchar lo último, paré la oreja y me fui a intrusear donde estaba la alumna preparándose para su sesión, y la interrogué sutilmente. Eran cuatro clases al mes por el asequible precio de $15.000 (lo más económico que había visto hasta ese momento eran 50 lucas mensuales), por lo que inocentemente me propuse comenzar la semana entrante... ¡ilusa de mí! Se vino encima todo lo de la u, así que el tiempo se rió en mi cara y se fue de juerga.
Finalmente, el fin de semana pasado, que se mostraba bastante decente, en donde sólo debía estudiar 1300 palabras para el lunes, decidí asistir con quien sería mi nuevo profe. ¡Al fin mi violín sociabilizaría con algo más que con el polvo!
Es cierto que intenté tocar por mi cuenta, pero es necesario que te corrijan la postura, ¡y tengo tantas preguntas que no me responden los instructivos!
Una vez en calle Condell, luego de perderme un poco, llegué. Inmediatamente después de verme con estuche en mano, escuché un suspiro: "Ah.... y ahí viene la alumna nueva!". Acto seguido me dijeron que mi aún no profe había faltado. ¡Lleva cinco meses haciendo clases y falta justo cuando yo voy! Y yo quería aunque sea llevar la escala a nuestro primer ensayo...
Bueno, no me quedó otra que devolverme después de oír un "dame tu teléfono y te llamaremos dentro de la semana". Hasta hoy, jueves, no recibo llamada alguna.
¿Qué es? ¿Qué violinista no quiere que le quite su fama? xD
Una vez más tendré que esperar... qué más da un par de días si lo he hecho por meses... ¡aunque lo quiero ahora!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Suerte la Tuya...
Creo que eso debo decir, aunque suene un poco sárcastico ¡Te envidi0!
=( Mi historia, más larga, triste y tediosa, comienza un día en el que digo "¡QUÉ FEO SUENA ESA GUITARRA!"
Desde entonces busqué mi instrumento, resultó el violín, bello y misterioso, con tantas historias que contar...
Me OBSECIONÉ con este magnifico pedazo de cielo echo madera, y no paré de soñar despierta hasta que el OGRO de mi madre, sí... mi madre ¬¬ , me dijo que bajara al suelo, y que no era posible que en algun remoto universo yo tuviera mi violín, mi angeluz, tan soñado, tan venerado.

Te envidio, vuelvo y te repito, porque lo has tocado, lo has palpado, has sentido como vibra su alma en tu hombro, esta contigo y te habla a diario, que pena que no siempre lo escuches...